miércoles, 11 de marzo de 2009

La curiosidad mato al ...


Paseaba por el corredor que conecta la sala y el jardín, era un día esplendido, no diré que los pájaros revoloteaban por ahí, de haber sido así habría sido un pésimo día, ya que las aves me asustan; conseguí ver a Eufrasia salir de la casa con su cesto a hacer el mandado, recordé entonces que lo había dejado solo. No esperé ni un segundo desde que cerró la puerta, corrí muy deprisa hasta su habitación, giré la manija pero estaba cerrada, la forcé unas cuantas veces esperando lograr que se abriera y me diera paso para entrar y verlo, quería tenerlo, pero la puerta no cedió.
Mi angustia era cada vez mayor, las horas pasaban y ya me extrañaba que aún no hubiera llegado. La impaciencia me atrapó, cogí un martillo y rompí la manija, escuché el sonido del cerrojo romperse, me sonó a gloria; entré inmediatamente, di un vistazo rápido por toda la habitación tratando de ubicarlo, al fin lo vi, encima de la cama, me acerqué a él y lo agarré…

Minutos después sentí una presencia, dí la vuelta y ahí estaba Eufrasia, completamente encolerizada; me quitó de las manos su diario y me mandó a dormir sin cenar.

1 comentario:

  1. en lugar de eufrasia hubiera sido mejor mukrecia.... tu amia mukii

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